jueves, 10 de enero de 2013

 Una de tantas historias


El ritual se inicia cuando Antonio, de 17 años, se coloca sus pantalones con bastas que llegan al suelo
y se calza unos botines de basketbolista, descoloridos por el uso. El atuendo estaría incompleto, si no colocara sobre su cintura una correa con hebillas anchas.

La enormidad de los pantalones que usa le impiden caminar con soltura. Da pasos largos y lentos. Su brazos también se mueven con pesadez, seguramente, porque van al compás de la música  rap que suena como una letanía en los oídos de Antonio.   
Pero la vestimenta y los movimientos van acompañados de un lenguaje "underground" que solo él es capaz de entender, cuando habla, repite, una y otra vez, "asimílalo, asimílalo". 
Con esta apariencia, Antonio acostumbra visitar discotecas, bares y calles, donde otros jóvenes comparten sus preferencias por el rap o lo que él llama "street waves", la onda callejera.

Pero, además, de su forma de vestir y la música que escucha, este joven pone de manifiesto ciertos códigos de conducta que forman parte de su personalidad. Dice identificarse con el rap, la música negra que nació en los guetos de los negros y latinos pobres de Nueva York. 

Una de las expresiones de este movimiento, que surgió a finales de los años setentas, es justamente la vestimenta: pantalones, camisetas y chompas que sobredimensionan la figura.
de quien los exhibe.  Las prendas que usan son costosas. Un pantalón de bastas anchas, al más puro estilo rapero, tiene un precio de 130 mil sucres. Pero, si este es de marca el valor aumenta en un 30 por ciento. 

Quienes no cuentan con el dinero suficiente para adquirirlos, los mandan a confeccionar, pero con el riesgo -dicen- de que los pantalones no se parezcan a los originales. Dante Rizo, propietario de la boutique. Brushenko", explica que todas las prendas de "corte rap" se venden como pan caliente, principalmente, entre los jóvenes de 14 y 20 años. Dice que la demanda es de cinco a 10 pantalones y camisas al
día.

Pero no todas prendas que exhiben los "raperos" corresponden a este movimiento. Así, por ejemplo, Mariana Castro, de 16 años, incorporó a su forma de vestir, elementos que tienen relación con lo autóctono: shigras, huipalas... Explica que esta fusión, entre lo autóctono y lo rapero, le ayuda a sentirse más auténtica. "Es como volver a las raíces; dar paso a lo tribal". Pero ¿a qué responde esta inclinación por la música negra y
otras manifestaciones del movimiento del rap? Es simplemente una moda o responde a otros factores.

Algunos jóvenes admiten que, a través de la ropa y la música rap, se expresan de una forma más creativa de lo que les permitiría cualquier otro movimiento. Para ellos, la imagen que proyectan, a través de la música, el
baile y el atuendo se resume en la palabra libertad, "No estamos atados a un estilo de ropa que nos obliga a
exhibir la silueta; a través de esta música sentimos que cambia el ritmo de la ciudad", dicen.



:Ultimas Noticias en hoy.com.ec  año 1997 recopilado 2012 http://www.explored.com.ec/noticiasecuador/raperos-una-onda-callejera-113837.html

 



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